domingo, 25 de marzo de 2007

Villa Serego

Fue uno de los últimos edificios que el arquitecto italiano Andrea Palladio diseñó, a petición de Marcantonio Sarego. Se encuentra ubicado al oeste de Italia, en Venecia (Santa Sofia di Pedemonte). Fue construida en 1565, empleando columnas de orden jónico, de grandes dimensiones, con fuste (cuerpo de las columnas) anillado. Su fachada cuenta con dos pórticos, de dos pisos. Utiliza las antiguas villas romanas como modelo.


A pesar del gran diseño que había realizado Palladio en uno de sus libros, sólo se llegó a construir una pequeña parte del proyecto, sólo la sección norte.
Palladio tomó como modelos las obras de los arquitectos del alto renacimiento, sin embargo, implantó a sus obras una visión e interpretación propia de estilo greco-romano. Utilizó libremente los diferentes elementos del estilo clásico, aplicándolos a las necesidades de sus edificios, y es en esto en donde se encuentra su maniera. En su búsqueda de la mejor representación del estilo clásico logro en sus edificios una elegancia que se puede traducir en una, casi, sencillez austera y una composición armónica. Y ésta composición armónica se encuentra con mayor facilidad en la disposición ordenada de las habitaciones interiores, además de ser el primer arquitecto en desarrollar este sistema organizado que caracteriza su estilo, que influyó de manera determinante en sus sucesores. También fue el primero que aplico a los frontones elementos clásicos. Su estilo, buscó dar a sus edificios astutas salidas a los problemas de la entrada de la luz y a facilitar la comodidad entre las diferentes habitaciones, este modo fue llamado luego estilo palladiano.

Palazzo del Te (Palacio del Té)


Ubicado en la zona de Mántua, Italia; construido entre los años 1525 y 1535 por el arquitecto Giulio Romano, discípulo de Rafael, en una isla (Isla del Té) separada de la ciudad, rodeada por jardines y estátuas, a petición de Federico Gonzaga, Duque de Mántua, para servir de residencia de verano. Consiste en un edificio cuadrado en torno a un patio central, que contaba con ocho salones, una corte, una logia, camarines, establos, y la denominada "gruta".


A pesar de poseer elementos clásicos (como en sus frisos y metopas) y de en un principio seguir con el patrón del megarón griego, la "maniera" de Giulio tomó forma en esta obra, ya despojado del peso de la ortodoxia de Roma, reflejándose sobretodo en los frescos ilusionistas de su interior, al igual que en los efectos intrincados de su arquitectura, como el semicírculo a un extremo del imponente edificio, llamado Esedra.

Integraba la naturaleza con la arquitectura, haciendo que se apreciara como un todo unificado.

En la Sala di Psiche se encuentran frescos alegóricos a los banquetes del Olimpo, así como los hay sobre temas naturalistas como caballos en la Sala dei Cavalli. En la Sala di Giganti tratan el tema clásico de la Gigantomaquia (guerra de los Dioses griegos contra los Gigantes).



El Casino della Grotta, conjunto de habitaciones edificados alrededor de una gruta artificial y un balcón cubierto, que servía de baño para los visitantes de la familia del Duque, con una pequeña cascada que brotaba sobre rocas y conchas incrustadas en las paredes y piso.



En el año 1630, el palacio fue víctima de una serie de guerras y saqueos y gran parte del mismo fue destruido. Actualmente ha sido reestaurado. Representa el paradigma de la arquitectura manierista, con su representación de los rasgos y características clásicas de forma exagerada y acorde al gusto personal del autor.

Palacio de Versalles


El Palacio se encuentra ubicado en el municipio de Versalles, en Île-de-France. Fue construido a petición de Luis XIV, rey de Francia. Comenzó siendo el palacio de caza de Luis XIII, su ampliación llegó en 1668, realizada por Louis Le Vau, Charles Le Brun y Le Nôtre.


De manera innovadora, integraron la naturaleza al edificio, abriéndolo hacia un jardín, mediante una amplia terraza. Este jardin sigue un modelo clásico, es ordenado, geométrico.
En 1677-1678, comienza su segunda ampliación, mucho más gigantesca y dificultuosa que la primera, puesto que el Rey con su corte decide fijar como residencia Versalles a raíz de la Paz de Nimega. De esta nueva etapa se encargó Jules Hardouin-Mansart. Estos nuevos trabajos de ampliación llevaron treinta años. Siguiendo con lo hecho ya por Le Vau, incorporó el muy famoso Pasillo de los Espejos, con diecisiete grandes espejos colocados para reflejar la luz solar y de esta manera inducir a una interpretación alegórica del Rey Sol, que después sirvió de sala para la firma del Tratado de Versalles, el cual significaría el fin de la I Guerra Mundial. Además, transformó la Corte de Mármol y construyó las alas de los ministros y el ala meridional.

En la parte central del palacio se encuentran los aposentos del Rey. Se colocó sobre el eje este-oeste para que reflejara la jornada del Sol. Hacia el sur se ubica la habitación de la Reina y hacia el norte los salones para actos oficiales, los Grands Appartements, el Salón de la Paz y el Salón de la Guerra, donde se conmemoraban las victorias militares del rey.

La Capilla, situada en el ala norte, empezada por Mansart en 1689, fue concluida por Robert de Cotte en 1710; conjuga elementos tanto medievales (con sus gárgolas y tejados inclinados), clásicos y góticos (como las vidrieras) y barrocos (como las columnas esculpidas, las bóvedas pintadas y el suelo de mármol de colores). Fue consagrada a San Luis, considerado el rey de las Cruzadas y santo patrón de la monarquía francesa.

El Gran Trianón es otra zona de gran relevancia en el palacio, estaba destinado para festejos, con su decoración floral, basado en modelos italianos. Toda su arquitectura está destinada a ofrecer comodidad.

El interior del palacio está revestido de pinturas alegóricas de la historia de Francia que abarcaban hasta la paz de Nimega.



Los jardines del Palacio de Versalles forman un gran parque que servía de distracción y como ambiente natural para las celebraciones de la corte.

El Palacio de Versalles, de mano con el Barroco, es un conjunto creado para la admiración, para la adulación y, a su vez, para la exaltación del poder de la monarquia francesa, como reflejo del caracter ejemplar del Rey Sol. Este palacio se convirtió en el paradigma del arte barroco y del esplendor francés.

San Lorenzo de El Escorial

El monasterio y palacio El Escorial se construyó entre 1563 y 1584, surge de la promesa de Felipe II, rey de España, por la victoria obtenida contra el rey francés Enrique II en honor a San Lorenzo, el mártir en boga de la época. Representó la unión de la familia real con la iglesia, a través del monasterio de la orden de los Jerónimos, de esta forma se unía el poder terrenal y el espiritual. Juan Bautista de Toledo fue quien comenzó la obra, pero debido a su muerte tuvo que culminarla su discípulo, el arquitecto Juan de Herrera, quien estableció entonces lo que se conoce como el estilo herreriano, caracterizado por el protagonismo de la línea en contraste con el abuso de formas decorativas que distraen la atención.

La forma de su planta ha dado pie a diferentes inerpretaciones simbólicas, siendo la más aceptada la que tiene forma de parrilla, pues San Lorenzo fue martirizado en una parrilla en Roma.


Construida en un poblado de pocos habitantes, siendo una obra arquitectónica de grandes dimensiones (208 por 162 metros), con nada menos que nueve torres, dieciséis patios y ochenta y ocho fuentes, innumerables ventanas y puertas (por dar un ejemplo), rodeada de abundante naturaleza, se eleva como evidencia de lo que representaba para la época el poder absoluto del monarca.

En su interior cuenta con diversos salones, entre los que se encuentran el Salón de la Batalla, que se elaboró con la finalidad de promover la fe en la Iglesia Católica y el rechazo a los turcos y protestantes.

El Patio de los Reyes, con seis grandes estatuas de los reyes de Judea decorando su fachada.

La Basílica, se encuentra en el interior del edificio enmarcada en dos torres.

La Sacristía, que cuenta con una sala alargada y catorce ventanas para la buena iluminación, el Mausoleo Real, el Mausoleo del Príncipe y la biblioteca, la cual, además de albergar volúmenes bibliográficos de gran importancia, sus frescos tienen marcada influencia renacentista de la Capilla Sixtina, realizados por Pellegrino Tibaldi e Incola Granello.

En cuanto a su exterior, persigue una rigurosa geometría, haciendo uso de formas piramidales y esferas.
A pesar de que El Escorial surge en la época del barroco, su segundo arquitecto se encargó de plasmar en él una austeridad clásica, reflejo de la vinculación de la nobleza con la corte, aunada a las ideas de la contrarreforma, convirtiéndose en el cánon estético español a seguir por más de dos siglos.